diumenge, 30 de novembre del 2008

Parado típico levantino

30/11/2008 06:00h
Ginés F. tiene ya 27 años y poco que hacer desde hace unos meses, salvo sacarle brillo al BMW 316 que compró hace dos años cuando ingresaba casi cuatro mil euros al mes. Otra de las pocas cosas que tiene que hacer es pensar cómo va a seguir pagando la hipoteca de su pequeño piso, en su mismo pueblo, cuyo precio total fue de unos 200.000 euros hace cuatro años.

Es uno de los muchos jóvenes entre 25 y 35 años que en todo Levante y especialmente en la Región de Murcia han engrosado las listas del paro en el último año. La EPA del tercer trimestre revela que los parados en esa franja de edad se han incrementado en un 335% en esa Comunidad Autónoma de un millón y cuarto de habitantes y que ya tiene más de cien mil desempleados.

El caso de Ginés es típico. Hace más de diez años, cuando a trancas y barrancas seguía repitiendo curso en el Instituto empezó a oír que en la Marbella del GIL pagaban 400.000 pesetas a los que eran buenos en sus oficios de albañilería y hostelería. Cuando más arreciaban las discusiones con su padre, también Ginés y albañil que quería que su hijo estudiara, resultó que empezó el boom de la construcción en la costa, primero, y en el interior murciano, después.

Ya no había discusión posible. Ginés fue uno de los muchos jóvenes que entraron en masa a trabajar de peones de albañil y rápidamente fueron especializándose como encofradores, pintores, electricistas, ferrallistas, soldadores, carpinteros metálicos, instaladores de aire acondicionado o calefacción, etcétera. Y empezaron a ganar, con la entrada del euro, el equivalente a lo que antes habían oído que se ganaba en pesetas en Marbella.

Zagales y gandules

Muchos más jóvenes que Ginés, dejaron entonces los estudios, aun sin tener la edad legal de trabajar, y empezaron a hacer horas clandestinas hasta cumplir los dieciséis años, cuando ya podían trabajar a pecho descubierto. El diputado regional socialista Mariano García Pérez asegura que conoce más de un caso en que un “zagal” se despedía de su maestro con chulería: “Me voy de ferrallista a ganar el doble que tú”. Y no era un farol.

Trabajaron las horas que hicieran falta durante unos años con tal de ganar todo lo que la burbuja inmobiliaria estaba dispuesta a darles. Mientras, sin capacitación profesional, ascendían en la escala laboral según los inmigrantes ucranios, rumanos, ecuatorianos, bolivianos, magrebíes y subsaharianos, etc. iban entrando en la construcción y la hostelería en los puestos peores.

Ginés tuvo además mucha suerte. De trabajar a decenas de kilómetros de su casa, pronto pudo colocarse en obras de su mismo pueblo, Algezares, una de las pedanías de Murcia con más actividad constructora en los últimos años y cuyos edificios se encaraman ya por las laderas hasta los límites del parque regional de la sierra de El Valle, a sólo cinco kilómetros del centro de la capital, o se “esturrean” en sentido contrario, hacia la huerta.

Cochazos de primera

Durante unos años, hasta el pasado, la vida ha sido una especie de Eldorado para todos estos jóvenes, tanto en Murcia, como en Almería, Alicante o Castellón. Todavía se les ve por ahí en sus aún flamantes BMWs pequeños o SEAT León. U otros más baratos pero bien “tuneados”. Coches ágiles y rápidos para las noches de marcha. Y para vacilar con las pibas a la puerta de las discotecas. Los que se ennoviaron, caso de Ginés, se “empuaron” con el pisito o, incluso, el adosado. Hay bastantes que se casaron y han tenido ya un hijo.

Los que siguieron solteros y en casa de los padres tienen menos deudas y compromisos, pero el mismo problema: son parados jóvenes y sin esperanza de recuperar el trabajo a medio plazo. Posiblemente, todos agotarán las prestaciones de desempleo, mientras se buscan la vida paralelamente, si pueden.

¿Volver a estudiar? Ni se lo plantea Ginés de lo mal que recuerda que le iba cuando tenía 14 y 15 años. “A mí, lo de leer no me va”, sentencia. Pero reconoce que algunos “críos” más jóvenes que él, los que llegaron al tajo en los estertores del boom inmobiliario-turístico, hablan de hacer formación profesional. Sólo hablan: no conoce ninguno que lo haya hecho. Les preocupan más las deudas contraídas y cómo mantener su efímero alto nivel de gasto.

Enlace de la noticia en El Confidencial

dimarts, 25 de novembre del 2008

Terror alien a l'abisme blau!




The video clip shows the screen of the ROV's guidance monitor framed with pulsing inputs of time and positioning data.

In a few seconds of jerky camerawork, the squid appears with its huge fins waving like elephant ears and its remarkable arms and tentacles trailing from elbow-like appendages.

Despite the squid's apparent unflappability on camera, Magnapinna, or "big fin," squid remain largely a mystery to science.

ROVs have filmed Magnapinna squid a dozen or so times in the Gulf and the Pacific, Atlantic, and Indian Oceans.

The recent video marks the first sighting of a Magnapinna at an oil development, though experts don't think the squid's presence there has any special scientific significance.

But the video is evidence of how, as oil- and gas-industry ROVs dive deeper and stay down longer, they are yielding valuable footage of deep-sea animals.

Font: http://news.nationalgeographic.com/news/2008/11/081124-giant-squid-magnapinna.html

dilluns, 10 de novembre del 2008

La descomposició de l'Universitat

Font: http://www.elpais.com/articulo/opinion/descomposicion/Universidad/elpepusoc/20081110elpepiopi_12/Tes

El "proceso de Bolonia" pretende facilitar la incorporación de los licenciados a la sociedad. En realidad, esconde tras sus promesas un zarpazo que puede ser mortal para las estructuras de la enseñanza pública

JOSÉ LUIS PARDO 10/11/2008

Como sucede a menudo en política, la manera más segura de acallar toda resistencia contra un proceso regresivo y empobrecedor es exhibirlo ante la opinión pública de acuerdo con la demagógica estrategia que consiste en decirle a la gente, a propósito de tal proceso, exclusivamente lo que le agradará escuchar. Así, en el caso que nos ocupa, las autoridades encargadas de gestionar la reforma de las universidades que se está culminando en nuestro país -sea cual sea su lugar en el espectro político parlamentario- han presentado sistemáticamente este asunto como una saludable evolución al final de la cual se habrá conseguido que la práctica totalidad de los titulados superiores encuentren un empleo cualificado al acabar sus estudios, que los estudiantes puedan moverse libremente de una universidad europea a otra y que los diplomas expedidos por estas instituciones tengan la misma validez en todo el territorio de la Unión.

Una vez establecido propagandísticamente que el llamado "proceso de Bolonia" consiste en esto y solamente en esto, nada resulta más sencillo que estigmatizar a quienes tenemos reservas críticas contra ese proceso como una caterva de locos irresponsables que, ya sea por defender anacrónicos privilegios corporativistas o por pertenecer a las huestes antisistema del Doctor Maligno, quieren que siga aumentando el paro entre los licenciados y rechazan la homologación de títulos y las becas en el extranjero por pura perfidia burocrática. Vaya, pues, por adelantado que el autor de estas líneas también encuentra deseables esos objetivos así proclamados, y que si se tratase de ellos nada tendría que oponer a la presente transformación de los estudios superiores.

Sin embargo, lo que las autoridades políticas no dicen -y, seguramente, tampoco la opinión pública se muere por saberlo- es que bajo ese nombre pomposo se desarrolla en España una operación a la vez más simple y más compleja de reconversión cultural destinada a reducir drásticamente el tamaño de las universidades -y ello no por razones científicas, lo que acaso estuviera plenamente justificado, sino únicamente por motivos contables- y a someter enteramente su régimen de funcionamiento a las necesidades del mercado y a las exigencias de las empresas, futuras empleadoras de sus titulados; una operación que, por lo demás, se encuadra en el contexto generalizado de descomposición de las instituciones características del Estado social de derecho y que concuerda con otros ejemplos financieramente sangrantes de subordinación de las arcas públicas al beneficio privado a que estamos asistiendo últimamente.
Habrá muchos para quienes estas tres cosas (la disminución del espacio universitario, la desaparición de la autonomía académica frente al mercado y la liquidación del Estado social) resulten harto convenientes, pero es preferible llamar a las cosas por su nombre y no presentar como una "revolución pedagógica" o un radical y beneficioso "cambio de paradigma" lo que sólo es un ajuste duro y un zarpazo mortal para las estructuras de la enseñanza pública, así como tomar plena conciencia de las consecuencias que implican las decisiones que en este sentido se están tomando. De estas consecuencias querría destacar al menos las tres que siguen.

1. La "sociedad del conocimiento". Este sintagma, casi convertido en una marca publicitaria que designa el puerto en el que han de desembarcar las actuales reformas, esconde en su interior, por una parte, la sustitución de los contenidos cognoscitivos por sus contenedores, ya que se confunde -en un ejercicio de papanatismo simpar- la instalación de dispositivos tecnológicos de informática aplicada en todas las instituciones educativas con el progreso mismo de la ciencia, como si los ordenadores generasen espontáneamente sabiduría y no fuesen perfectamente compatibles con la estupidez, la falsedad y la mendacidad; y, por otra parte, el "conocimiento" así invocado, que ha perdido todo apellido que pudiera cualificarlo o concretarlo -como lo perdieron en su día las artes, oficios y profesiones para convertirse en lo que Marx llamaba "una gelatina de trabajo humano totalmente indiferenciado", calculable en dinero por unidad de tiempo-, es el dramático resultado de la destrucción de las articulaciones teóricas y doctrinales de la investigación científica para convertirlas en habilidades y destrezas cotizables en el mercado empresarial. La reciente adscripción de las universidades al ministerio de las empresas tecnológicas no anuncia únicamente la sustitución de la lógica del saber científico por la del beneficio empresarial en la distribución de conocimientos, sino la renuncia de los poderes públicos a dar prioridad a una enseñanza de calidad capaz de contrarrestar las consecuencias políticas de las desigualdades socioeconómicas.

2. El nuevo mercado del saber. Cuando los defensores de la "sociedad del conocimiento" (con Anthony Giddens a la cabeza) afirman que el mercado laboral del futuro requerirá una mayoría de trabajadores con educación superior, no están refiriéndose a un aumento de cualificación científica sino más bien a lo contrario, a la necesidad de rebajar la cualificación de la enseñanza superior para adaptarla a las cambiantes necesidades mercantiles; que se exija la descomposición de los saberes científicos que antes configuraban la enseñanza superior y su reducción a las competencias requeridas en cada caso por el mercado de trabajo, y que además se destine a los individuos a proseguir esta "educación superior" a lo largo de toda su vida laboral es algo ya de por sí suficientemente expresivo: solamente una mano de obra (o de "conocimiento") completamente descualificada necesita una permanente recualificación, y sólo ella es apta -es decir, lo suficientemente inepta- para recibirla. Acaso por ello la nueva enseñanza universitaria empieza ya a denominarse "educación postsecundaria", es decir, una continuación indefinida de la enseñanza media (cosa especialmente preocupante en este país, en donde la reforma universitaria está siguiendo los mismos principios seudopedagógicos que han hecho de la educación secundaria el conocido desastre en que hoy está convertida): como confiesa el propio Giddens, la enseñanza superior va perdiendo, como profesión, el atractivo que en otro tiempo tuvo para algunos jóvenes de su generación, frente a otros empleos en la industria o la banca; y lo va perdiendo en la medida en que el profesorado universitario se va convirtiendo en un subsector de la "producción de conocimientos" para la industria y la banca.

3. El ocaso de los estudios superiores. No es de extrañar, por ello, que el "proceso" -de un modo genuinamente autóctono que ya no puede escudarse en instancias "europeas"- culmine en el atentado contra la profesión de profesor de bachillerato que denunciaba el pasado 3 de noviembre el Manifiesto publicado en este mismo periódico: reconociendo implícitamente el fracaso antes incluso de su implantación, la administración educativa admite que los nuevos títulos no capacitan a los egresados para la docencia, salida profesional casi exclusiva de los estudiantes de humanidades; pero, en lugar de complementarlos mediante unos conocimientos avanzados que paliarían el déficit de los contenidos científicos recortados, sustituye estos por un curso de orientación psicopedagógica que condena a los profesores y alumnos de secundaria a la indigencia intelectual y supone la desaparición a medio plazo de los estudios universitarios superiores en humanidades, ya que quienes necesitarían cursarlos se verán empujados por la necesidad a renunciar a ellos a favor del cursillo pedagógico.

Todos los que trabajamos en ella sabemos que la universidad española necesita urgentemente una reforma que ataje sus muchos males, pero no es eso lo que ahora estamos haciendo, entre otras cosas porque nadie se ha molestado en hacer de ellos un verdadero diagnóstico. Lo único que por ahora estamos haciendo, bajo una vaga e incontrastable promesa de competitividad futura, es destruir, abaratar y desmontar lo que había, introducir en la universidad el mismo malestar y desánimo que reinan en los institutos de secundaria, y ello sin ninguna idea rectora de cuál pueda ser el modelo al que nos estamos desplazando, porque seguramente no hay tal cosa, a menos que la pobreza cultural y la degradación del conocimiento en mercancía sean para alguien un modelo a imitar.

El 70 % dels asalariats espanyols no arriben a mileuristes

Font: http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/78894-los-salarios-en-espana.html


El sueldo típico en España es inframileurista, más del 70% de la población cobra menos de 1100€/netos al mes.
Las diferencias entre sueldos son mínimas, siendo uno de los países en los que menos compensa tener estudios o un trabajo de responsabilidad.
Los sueldos no han subido nada en los últimos 10 años, en realidad han bajado.
La gente que se va incorporando al mercado laboral cada vez cobra menos y sus expectativas de incremente de sueldo con la edad (experiencia y crecimiento en la empresa) son nulas.

El sueldo típico español es de 892€/netos mensuales lo cual no llega ni a mileurista, resulta curioso observar también que el salario medio del 10% de la población que más cobra es apenas 32000€ brutos es decir unos 1700€/netos al mes.

El 70% de la población cobra menos de 3 SMI's es decir menos de 21546€ anuales o lo que es lo mismo menos de 1200€ netos/mes, con esto queda claro que más del 70% de la población es milerista o inframilerista, en concreto el 35% de la población es decir un tercio cobra menos de 2 SMI, es decir 14364€ o lo que es lo mismo 847€ netos al mes.Por la parte superior también hay sorpresa ya que solo un 7% de la población cobra mas de 5 SMI es decir más de 36000€ brutos ( 1900€ netos mes), este es el sueldo típico aceptable que se da para un titulado y visto lo visto no es que sea aceptable es que te puedes dar con un canto en los dientes, ya que estas en la élite salarial de España.

Todos los del babyboom hasta hoy (30 años o menos) están puteados y ademas cobran poco más o menos la misma mierda, las ganancias de salarío con la edad son mínimas en una edades en las que se supone que los sueldo deberían crecer rápidamente, los que mejor viven los cincuentones, lógico ya que nunca se ha dado un relevo generacional y son los apalancados lo que dirigen el país y viven bien ....

Al hilo de lo nuestro, es divertido coger ese salario en la mediana, 892 Euros, y calcular cual es la mayor hipoteca que es capaz de pagar y lo que ha de ahorrar para poder acceder al 80% sin sobrepasar el 30% de su salario. Eso puede dar una buena idea del nivel de precio que han de alcanzar los pisitos para que sean accesibles al 70% de la población.

P.D.:Me he molestado en calcularlo. El 30% de 892 Euros son 267,6 Euros de cuota. Como eso "parece poco" supongo dos submileuristas en la mediana de salario, lo que hace una cuota de 535 Euros al mes. Suficiente para pagar un piso de 114000 Euros a 25 años, al tipo actual, lo que supone una hipoteca de 91200 Euros, aportando otros 34.200 Euros para el 20%+10% restantes (esa entrada supone más de un año de salario de los dos partícipes de la hipoteca., proclamo).Y esto es lo que hay.
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Escuchadme bien galeotes. Os mantenemos con vida solo para que remeis. Así que remad, y vivid. Ben-Hur

dimecres, 5 de novembre del 2008

El futur de la vivenda sense planificar: Valdeluz, ciutat fantasma





Dedicat a William wallace, per al teu plaer personal!

Font: http://halondisparado.com/?p=2871



http://www.flickr.com/photos/12129374@N00/sets/72157608579750017/

"Valdeluz: localizando exteriores para un apocalipsis zombie

Cuando hace unos días vi en Le Monde un artículo sobre la ciudad fantasma de Valdeluz me entraron unas ganas locas de ver aquello con mis propios ojos. Unos días después el tito Rinze me propuso acercarnos, junto con El Teleoperador, hasta allí. Ayer por la mañana prontito me planté a recogerles y esto es lo que vimos (Rinzewind ya ha colgado su artículo).

Para ponernos en situación diremos que Valdeluz es… ¡Bah, mierda puta! Miren, iba a contarles que es un ambicioso proyecto urbanístico para crear una ciudad de 34.000 habitantes junto al apeadero del AVE de Guadalajara —a 8 km de Guadalajara—, pero voy a dejarme de eufemismos.

Ciudad Valdeluz es un pelotazo glorioso de la familia de Esperanza Aguirre. Un pegote de bloques de viviendas en mitad de la nada que está “cerquita” de un apeadero del AVE infrautilizado porque no tiene sentido. Una gloriosa mezcla de Chernóbil y mapa de Simcity. Un sitio precioso para hibernar… Pero empecemos por el principio.

10.00: Llegamos a la estación con la perserva intención de desayunar y comprar la prensa. Con las tripas rugiendo nos encontramos esto:

En fin, volvamos al exterior, que el señor de la taquilla nos está mirando como si fuésemos alienígenas.

10.15: ¡Oh, alegría, llega gente! De un tren bajan 10 personas y el taxi, el minibús y los coches que estaban esperando desaparecen.

10.30: Vámonos para la ciudad que este aparcamiento puede poblarse de infectados en cualquier momento. Si alguna vez quiero rodar un apocalipsis zombie ya sé donde hacerlo.

10.45: Llegamos, aparcamos y recorremos el lugar a pie. Vistas las dimensiones del lugar se puede patear en un rato. Hemos leído que ya hay un colegio y un supermercado: vamos a buscarlos.

11.00: El supermercado, que debería inaugurarse este mes, no está a punto de acabarse, precisamente. El colegio no pinta mucha mejor:

11.15: Todo tiene el mismo aspecto desolador. Busquemos los servicios que podamos encontrar. De momento sólo hemos visto obreros y vigilantes —que se dedican a dar vueltas a nuestro alrededor, sospecho que se han dado cuenta de que no somos de aquí— que habitantes, aunque alguno hay.

11.45: Tras vagar por calles vacías —extraña sensación la de pararse en mitad de una avenida y escuchar el silencio— y ver muchos carteles de “Se vende”, encontramos el centro de salud. Atienden un par de horas dos días a la semana. Lo cual, y lo digo sin recochineo, no está mal para 382 censados. He vivido en un pueblo mucho más grande por el que pasaba el médico una hora al día entre semana. También hay oficinas bancarias. A la derecha de la de Ibercaja hay otra que ya ha cerrado. Vimos una del Santander. La de Caja Madrid, cuya foto aparece en la web de los vecinos, no la veo por ningún sitio (?).

12:20: Los alrededores del club de golf están más vacíos, si cabe, aunque vemos algunos jugadores a lo lejos (si quieren verlos, miren las fotos de Rinzewind, que un servidor lleva una compacta y no da para más, leches).

12:30: Esto no da mucho más de sí. De vuelta al coche topamos con el carril bici más corto del mundo y la publicidad de Las (B)risas de Valdeluz. El que haya comprado esto se estará escojonando, seguro. Es lo que tiene creerse todo lo que dicen los anuncios:

12:40: Todavía riendo con lo de “a precio de coste” volvemos a Guadalajara. Las horas que son y todavía no hemos podido desayunar. Necesito una cerveza ya.

Bien, esto es lo que cundió la mañana. Si es usted vecino de Valdeluz y cree que esto es sensacionalista, lo siento mucho. No pretendo reírme de ustedes, sólo contar lo que puede apreciar quien llegue a su ciudad por primera —y probablemente última— vez. "

dimarts, 4 de novembre del 2008

Dos versions de la crisi inmobiliària a Espanya

En aquest post, i en relació amb l'últim que he publicat vos deixe dos entrevistes a dos personatges rellevants al món inmobiliari: Jesús Encinar, director del portal Idealista , y a Enrique Lacalle, president del salò inmobiliari Meeting Point de Barcelona Meeting Point de Barcelona.
Entrevista a Enrique Lacalle.
E.P. ¿Es un buen momento para comprar o recomendaría retrasar un tiempo esta decisión?

Enrique Lacalle.- Yo el precio del inmobiliario no lo he visto bajar nunca. Es una pregunta difícil, pero creo sinceramente que es mejor comprar ahora que dentro de dos años porque la vivienda costará más. Hay pocas alternativas al sector inmobiliario.

E.P.- Por otro lado, las familias cada vez deben destinar una mayor parte de su renta al pago de su hipoteca, lo que conlleva el agotamiento en la compra de vivienda. ¿Están apareciendo nuevas fórmulas de financiación que estimulen la decisión de compra?

Enrique Lacalle.- Sí, de hecho creo que lo que hará el sector inmobiliario es buscar fórmulas para que la gente no note la subida del tipo de interés, como el alargamiento del plazo de devolución.

E.P.- ¿No es esta fórmula contraproducente?

Enrique Lacalle.- Sí, pero es que dos y dos suman cuatro, es muy difícil porque hay pocas fórmulas para paliar un momento de resfriado. Insisito en que yo no he visto nunca bajar el inmobiliario.

E.P. ¿No ve posible entonces una bajada de precios?

Enrique Lacalle.- Solo alguna pequeña bajada y en función del promotor. Por lo que yo he podido saber, la inmensa mayoría de los promotores inmobiliarios mantendrán los precios y darán facilidades de compra. La gente tiene muy estructurada su vida y tiene muy calculados sus ingresos. Por tanto, los promotores inmobiliarios tendrán en cuenta este cálculo e intentarán que una subida no les descoyunte todos sus planes



Entrevista Jesús Encinar.
P.- ¿Cómo se percibe fuera la situación económica española?

R.- España está de lo peor. Para los inversores internacionales, España es probablemente el peor sitio donde invertir hoy. De los países desarrollados, se entiende. Veremos arreglarse el problema financiero internacional y España seguirá luchando con su problema inmobiliario. Tenemos una burbuja inmobiliaria tremenda y hasta hace poco no se podía hablar de ella. Sólo se habla de la burbuja una vez que ha estallado. Ni Gobierno, ni Oposición, ni bancos, ni promotores, ni ayuntamientos, ni nadie quería reconocer que había una burbuja que ahora es innegable. En este momento, parece que son los propietarios los que no quieren darse cuenta. Todavía hay propietarios que sólo rebajan un 3% el precio de su casa.



P.- idealista, sin embargo, publicó hace años un libro sobre la burbuja

R.- Recibimos muchas presiones por el libro. Pero es que muy pronto detectamos en el sector inmobiliario muchos síntomas de la burbuja puntocom del 98-2000. En aquella ocasión, se definió cuando estalló.



P.- ¿Cuáles son los problemas del sector inmobiliario español?

R.- Los que compraron vivienda del 2004 en adelante sufren dos fenómenos: compraron en precios máximos y con tipos mínimos. Al principio sólo pagan intereses y su cuota hipotecaria mensual casi se ha doblado. Estos propietarios no pueden vender con descuento. Como solución, sólo les queda aceptar pérdidas o acudir a la solidaridad familiar. Por otra parte, aquí cualquiera con dos pesetas se ha metido a promotor con una facilidad de crédito abrumadora. ¿Qué está ocurriendo ahora? Que muchas viviendas no se pueden concluir. En cualquier caso, ha habido una voluntad férrea de no reconocer el problema.

Què hi opineu?, vull que parlem d'aquest dos post